Los Quince de la Liga: Candel, el guía de un grupo de fieles

Algo los une con Huracán. Se les infla el pecho cada vez que ven al globito en la cancha. Se desviven por los colores. Y lo sienten como algo propio.
Entonces es casi imposible que no compartan momentos emotivos entre ellos. Ir juntos a la cancha o acomodarse en grupo para ver los partidos. Organizar una comida de vez en cuando y pasar por el club a dar una mano en la semana.
Así lo viven los integrantes de la peña Daniel Candel, quienes decidieron plasmar tanto amor en una bandera con sello 100% cangrejero.
El flamante estandarte fue hecho en septiembre del año pasado y el costo fue solventado por los integrantes de la peña.
Desde su estreno oficial en un partido contra Sporting, la bandera suele tener dos lugares casi permanentes: el arco que da a calle Daniel De Solier, donde se ubica La Fiel, o el sector oficial pegado a las cabinas de prensa.
Y aunque sus nombres no figuren en la tela, sus caras y sus apellidos tienen mucho que ver con la historia del Globo: Maxi Herrera fue arquero del club y su padre, presidente; Pato Lliteras es hijo de una gloria como "Chiquito", al igual que "Pollo" Desideri, hermano de Pichu e hijo de Ricardo; y Lucas Castillo y Martín Melcon también tienen un vínculo muy fuerte con el Boulevard. Lo mismo para Maxi Maier, Juan Fernández y Felipe Hipperdinger.
Ni hablar de Daniel Candel, quien le dio el nombre a la Peña a modo de homenaje a su memoria.
La mayoría de los integrantes de este grupo de fieles se criaron en la casa del "Loco", un personaje de esos que llenaban la tribuna de alegría en cada partido.
Candel no tenía problemas en poner su casa para que los refuerzos de Huracán coman o duerman una siesta.
En el '95, un año de fiesta para ellos, hizo el famoso cangrejo que acompañaba a la hinchada en cada partido hasta el recordado ascenso contra Libertad en La Loma.
Ni hablar de la previa de los clásicos con Comercial, donde se la pasaba toda la noche tomando mate con su vecino "Mumy" Alonso para calmar los nervios.
Tanta pasión merecía un premio. ¡Y de eso se encargaron los muchachos de la peña!