El amor eterno de Hugo Greco


   Una bandera con el rostro de alguien que ya no está tiene un valor agregado. La nostalgia que genera el recuerdo de esa persona se mezcla con la sensación de eternidad que permiten, en cierto punto, recrear la tela, la pintura y los dibujos.
   Y si esa persona tuvo una vida intensa y dejó su impronta y sus historias en el camino, la bandera cobra mucha más vida.
   Esta historia es bien del puerto, de Comercial, y es una caricia para Víctor Hugo Greco, una de las glorias que tuvo la entidad whitense.
   El 2016 arrancó con un trago amargo para todos los que lo conocían. En la cancha, en algún rincón de White, con su música en cualquier evento social o en la intimidad de su casa rodeado de sus galeones artesanales; compartir un momento con Hugo garantizaba una cuota de alegría.


   La idea de homenajear su memoria y que siga acompañando a Comercial para siempre surgió de su hija Marcela, una reconocida atleta de la localidad portuaria.
   Y rápidamente tuvo el apoyo del resto de la familia y la ayuda de Santi Andragnez para elegir la frase.
   Para colmo, el estreno llegó en un momento especial, ya que se colgó en el Boulevard, en el clásico que Comercial y Huracán empataron 2-2, en mayo de este año.
   Esa tarde de sol y fútbol, los jugadores salieron a la cancha con la bandera y luego la colocaron en el alambrado. El mismo ritual que partido a partido se encargan de cumplir "los pibes del 26".
   Greco fue parte de una de las hazañas más grandes de Comercial, anotando uno de los goles en Junín que permitió el acceso al Torneo Nacional 1974. Y como no podía ser de otra manera, sus cenizas fueron esparcidas en el césped de la cancha hace algunos meses.
   Como dicen esas letras verdiamarillas, el corazón de Huguito sigue latiendo y su amor por Comercial es eterno.


 

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